viernes, 8 de julio de 2011

¿Por qué diseñar el IPhone 5 si un tercio del mundo no tiene dónde enchufarlo?

Dentro de los blogs que sigue mi polola encontró el siguiente post que me compartió inmediatamente, sabe lo profundo que me llama la atención este tema. A mi parecer desarrolla buenas distinciones acerca de Innovación Social y plantea una excelente pregunta en su cierre. Se los comparto y los invito a reflexionar sobre su contenido. Lo encontró en: El diario diseño

"Innovación Social: I+D, un equipo de 4 billones de personas

La base metodológica de investigación y desarrollo de productos, servicios y modelos de negocio se basa en la participación, colaboración y co-creación de todos los actores. Aquí cada uno contribuye, frente a frente y con un objetivo común, con sus propias capacidades, ya sea la técnica desde la academia, el core business del sector privado o la experiencia de las familias más vulnerables, consumidores de la Base de la Pirámide socioeconómica.

Es necesario concebir la experiencia del consumidor y/o usuario como un ingrediente esencial para el desarrollo de soluciones. Éstas deben responder a las necesidades y problemas específicos de las familias que hoy pagan muchas veces por productos y servicios que no se ajustan a su realidad y contexto, llegando a pagar incluso, más por menos, por el simple hecho de tener menos ingresos.

Las soluciones y respuestas a estas preguntas están en el desarrollo de propuestas de forma colaborativa, a través de metodologías design thinking basadas en modelos de co-creación, con las familias de la Base de la Pirámide.

A través de etapas secuenciales retroactivas, desde una inmersión profunda en las actividades diarias, identificando patrones de comportamiento e indagando en puntos críticos en conjunto con el usuario / consumidor, llegamos al desafío de innovación (what if?). Luego, a través de sesiones creativas, buscamos la mayor cantidad de posibles soluciones, las que son materializadas a partir del proceso iterativo de prototipo rápido. Buscamos feedback del consumidor, co-creando en conjunto la solución, respondiendo parámetros de deseabilidad por el usuario, factibilidad tecnológica y viabilidad económica.

Es aquí donde es necesario detenerse y entender al “consumidor”, valorar “la experiencia propia” como ingrediente esencial para el desarrollo de las soluciones. Ya que éstas deben responder a las necesidades y problemas específicos de las familias que hoy pagan muchas veces productos y servicios no atingentes a su realidad, llegando a pagar más por menos, por el simple hecho de tener menos ingresos. A esto le llamamos “el castigo a la pobreza”, donde un segmento de consumidores, la Base de la Pirámide (BdP), paga hasta el 43% más por el mismo producto que un consumidor ABC1 o C2 puede encontrar en un supermercado cercano a su hogar. Un ejemplo claro de este fenómeno nace de una investigación realizada por Constanza Justiniano, estudiante de la Escuela de Diseño de la Pontificia Universidad Católica. En éste se demuestra que el café llega a los almacenes de barrios y campamentos como sachets, formato justificado por la inestable liquidez de las de las familias, quienes no siempre pueden comprar café en el formato estándar de 170 gramos. Pero, ¿el sachet está diseñado para el segmento de consumo BdP? La respuesta es no. El sachet es una adaptación del mercado, que logra satisfacer una necesidad específica pero que también trae consigo un castigo patente: pagar un 41,3 % más del precio por cada gramo.

El mismo fenómeno se repite con muchos otros productos y servicios como el champú, el que resuelve una necesidad higiénica, pero está diseñado para un segmento que tiene ducha y agua corriendo en sus casas, no para las 2.400 millones de personas en el mundo que no tienen acceso a agua. Con respecto a la conectividad, ésta se ha transformado una necesidad que hoy, al no ser satisfecha, se traduce en exclusión y falta de oportunidades. Es así como las familias de la BdP resuelve esta necesidad en cibercafés ubicados frecuentemente a kilómetros de sus hogares, llegando a pagar en promedio $25.000 mensuales por grupo familiar, para tener la posibilidad de acceder a flujos de información y oportunidades de desarrollo.
Casos como éstos no son exclusivos de familias de campamentos y viviendas sociales en Chile y Latinoamérica, sino que también afectan al 63% del mundo, 4.000 millones de personas que componen la BdP, un enorme mercado que hoy no es atendido.

Entonces, ¿por qué pensar en diseñar el IPhone 5 si un tercio del mundo no tiene dónde enchufarlo para cargar su batería? ¿Por qué no desarrollar métodos energéticos y de abastecimiento sostenibles para este amplio mercado, generando un alto impacto socioeconómico?

Las respuestas a estas preguntas están en la colaboración y el desarrollo de propuestas con las familias de la Base de la Pirámide, quienes a través de su experiencia saben lo que necesitan, lo que quieren, el costo que puede tener una solución, los canales óptimos de distribución y todos los atributos que definirán el producto, servicio y/o modelo de negocio. Porque son ellas las que viven día a día las condiciones que definen sus necesidades, las que muchas veces sostienen a un grupo familiar de 6 personas con un sueldo mínimo.

Pregunta abierta, teniendo en cuenta la experiencia, ¿son entonces estas familias menos innovadoras que un start up enfocado a la nueva intervención en el mercado desde Silicon Valley?"

Askan Straume
Jefe Investigación y Desarrollo Centro de Innovación de Un Techo para Chile.

No hay comentarios:

Publicar un comentario