Comparto un post escrito por Carmen Bustos en el blog de Yorokobu que me hace mucho sentido respecto a todo lo que está ocurriendo en torno a la educación. Debemos de una vez por todas adaptar los sistemas educativos, entender y promover la simbiosis entre profesor y estudiante. Que cada uno sea libre de diseñar su educación respecto a sus necesidades, en un acto de madures tremendo.
Aquí el articulo:
Edupunk: libertad para aprender
¿Qué sentido tiene lo que hoy conocemos por Educación? ¿Debe
limitarse a hacer de los alumnos buenos expertos en superar exámenes? ¿O
la educación debería prepararnos para comprender el proceso total de la
vida? Estas son algunas de las preguntas que se hizo Jiddu Krishnamurti
en su libro “El propósito de la educación” hace ya más de 25 años. Es
curioso que todavía hoy sigamos cuestionándonos el modelo educativo y
sus objetivos.
Desde hace unos años, “la revolución del aprendizaje” cobra
protagonismo como respuesta a un sistema que necesita reinventarse
urgentemente. El colegio, la universidad, las escuelas de negocio, van a
tener que transformarse. Ya no se trata de una opción. Es algo
inevitable.
Porque, ¿qué pasa cuando se puede aprender más allá del aula, cuando
tú mismo puedes ser alumno y profesor a la vez, cuando tienes la
posibilidad de acceder a un mundo de conocimiento, y además está a tu
alcance, y cuando —como ya decía Krishnamurti en su libro— los únicos
límites te los pones tú?
La tecnología ha revolucionado prácticamente todos los ámbitos, y el
de la educación está siendo testigo de cambios muy positivos. La
personalización, el empoderamiento de los diferentes actores implicados,
la accesibilidad, la colaboración, la cocreación… y un sinfín de
beneficios para que cada uno de nosotros pueda acceder a un aprendizaje
más global, más holístico.
Pero una vez más, la tecnología sin las personas no tiene sentido.
Por eso el concepto Edupunk cobra un sentido mayor, porque el verdadero
centro del proceso de aprendizaje, como apunta este concepto, corriente o
incluso ya filosofía, son las personas y no la tecnología en sí misma.
Son las personas las que diseñan su propio plan atendiendo a sus
necesidades, son ellas las que ejercen su libertad de aprender,
ayudándose de unas herramientas digitales que hacen que surjan nuevos
roles, tanto para el propio alumno que genera y comparte conocimiento,
como para el profesor, que a veces actúa de facilitador, otras de
consultor, moderador e incluso de diseñador.
Un aprendizaje capaz de irse modificando a medida que vamos
avanzando. Que nos permite ir haciendo las conexiones de forma natural,
que nos mantiene con el interés y la motivación permanente por querer
saber y aprender más, a diferencia de lo que pasa hoy en la mayoría de
los centros educativos.
Un aprendizaje que nos ayude a reflexionar, a ejercitar nuestro
pensamiento crítico en vez de enseñarnos sólo a juzgar y a evaluar. Que
considere, como numerosos expertos también llevan años diciéndonos, que
la creatividad es igual de importante que las matemáticas.
Nuevos escenarios que requieren de compromiso, de exigencia y de
voluntad por querer que las cosas cambien, se transformen y generen
valor real para las personas.
Carmen Bustos. Socia fundadora de Soulsight.
Foto: MC Quinn bajo licencia CC
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